“Mirar hacia atrás... tal vez eso no va conmigo en ningún sentido. Pero sí, lo confieso, ahora tengo una mirada memoriosa.
Es cuando elevo los ojos a un cielo oscuro y profundo y van apareciendo cientos de estrellas y la bóveda inmensa de todo un tiempo vivido me cobija y sobrecoge.
Siento felicidad y doy gracias a la vida por todos esos amigos maravillosos, por mi hijo, por las personas hermosas con las cuales dibujamos constelaciones y luchamos por sembrar sueños con firmeza en esta entrañable tierra que es nuestra Colombia.
Mirar hacia dentro... eso también es difícil que lo pueda afirmar pues me pertenezco al público y de mí adentro lo único que me interesa es el amor. Realmente, es lo único que vale la pena cultivar, hablar de él, vivirlo. No se puede amar sin abrirse, y abrirse es aceptar el riesgo de sufrir. No es algo que se pueda controlar. Así es el arte, riesgo y obsesión. Así he aceptado vivir mi vida, así estoy comprometida con el futuro y por eso quiero dormirme soñando que voy andando y andando haciendo un mundo mejor.”
Es cuando elevo los ojos a un cielo oscuro y profundo y van apareciendo cientos de estrellas y la bóveda inmensa de todo un tiempo vivido me cobija y sobrecoge.
Siento felicidad y doy gracias a la vida por todos esos amigos maravillosos, por mi hijo, por las personas hermosas con las cuales dibujamos constelaciones y luchamos por sembrar sueños con firmeza en esta entrañable tierra que es nuestra Colombia.
Mirar hacia dentro... eso también es difícil que lo pueda afirmar pues me pertenezco al público y de mí adentro lo único que me interesa es el amor. Realmente, es lo único que vale la pena cultivar, hablar de él, vivirlo. No se puede amar sin abrirse, y abrirse es aceptar el riesgo de sufrir. No es algo que se pueda controlar. Así es el arte, riesgo y obsesión. Así he aceptado vivir mi vida, así estoy comprometida con el futuro y por eso quiero dormirme soñando que voy andando y andando haciendo un mundo mejor.”
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